En el 2014 decidí mudarme a Can Picafort, en el noroeste de la isla de Mallorca. Había encontrado mi rinconcito en el mundo, estaba al final del pueblo, en el barrio de Son Baulo. Un verdadero paraíso me esperaba, para vivir un verano inolvidable. Todos los días veía un paisaje nuevo, mi casa estaba a pocos metros del mar. En ese entonces aun estaba pasando el otoño por la isla y no trabajaba. Siempre que el tiempo me acompañaba, iba conociendo un poco más de mi barrio.
Mirando para cualquier lado siempre veía la belleza del Mediterráneo imponente rodeado por sus bosques, arena blanca…un lugar envidiable y muy deseado. Creo que en ese momento había descubierto el mejor lugar para vivir. Las fotos lo dicen todo.
En verano se puede hacer cualquier deporte de agua, a mí particularmente me gusta el buceo. En todas las playas podemos encontrar alquiler de botes, piraguas y tablas para hacer paddel surf.
En el invierno puedes caminar y descubrir todas las playas que rodean el norte de la isla, no te vas a cansar, es más, cada vez querrás caminar más y más y verlo todo.
Can Picafort está lleno de hoteles y bares, es una zona dedicada al turismo. Poco espacio encontrarás en el agua en pleno agosto, que las temperaturas alcanzan los 40º
En Playa de Muro puedes ver también otra belleza, tienen 6km de longitud, son las playas más largas de la isla. El oleaje es transparente, tranquilo y moderado, con escasa profundidad, siendo ideales para todo tipo de turismo. También cuentan con una gran infraestructura de servicios tanto hotelero, agencias de alquiler de coches, supermercados, hamacas y sombrillas para disfrutar de la arena y también tiendas de ropa. Todas las playas son seguras, ya que disponen de socorristas.
Vistas desde mi casa
Estaba en el lugar perfecto. Cada mañana podía ver un amanecer de película. Solía poner el despertador para ir a verlo y fotografiarlo.
Feliz de estar en la isla, feliz de estar en Can Picafort.
El Paraíso a mis pies 
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